En el post anterior, «Mocos (qué son y para qué sirven)» hemos visto cómo los mocos son los mejores aliados que tenemos para mantener saludables nuestras vías respiratorias. Sin embargo, una abundante producción de moco puede llegar a formar verdaderos tapones en las vías aéreas: este exceso de moco debe ser expulsado.

La hipersecreción de moco se denomina rinorrea, y puede llevar dos direcciones de salida: por las narinas (rinorrea anterior) o por las coanas, como goteo postnasal (rinorrea posterior). Existen varios tipos de rinorrea según su consistencia: acuosa o hidrorrea, mucosa, purulenta o hemática.

Pero vamos a lo práctico y a lo que nos interesa a todos ante una situación de rinorrea: ¿cómo limpiar nuestra nariz? Existen cuatro mecanismos:

1. El estornudo como mecanismo de limpieza

De hecho estornudar es un mecanismo de limpieza excelente. El estornudo es un reflejo natural que se activa cuando la nariz se siente amenazada por factores que la irritan. Pero como limpieza de mocos, no es el más eficaz ya que se trata de un acto reflejo involuntario que no siempre aparece por tener mocos en exceso.

Cuando surge, el estornudo viaja a más de 160 km/h y tiene la fuerza de enviar el moco hasta 6 metros de distancia. El chorro de aire expelido a esta velocidad y distancia contiene unas 50.000 gotitas donde viajan los virus neutralizados en los mocos, lo que convierte al acto de estornudar en un vehículo de transmisión de infecciones. Por este motivo hay que aprender a estornudar bien para evitar la diseminación de nuestros patógenos (virus y bacterias) al aire, a las manos o a otros objetos diversos (fomites).

No reprimas nunca un estornudo ni te tapes la nariz con los dedos durante el mismo, pues podrías provocarte lesiones en los senos, oídos, o en la conjuntiva, tales como hemorragias, inflamaciones o edemas. Cuando estornudes tápate la nariz y la boca con la parte interna del brazo a nivel del codo (Al estornudo le dedicaremos un capítulo especial). De esto hemos aprendido mucho en tiempos de pandemia de Coronarivus.

2. Sonado nasal para limpiar el moco

El exceso de moco nos obliga a sonar la nariz. Es así como mejor podemos liberarnos del excesivo moco que nos tapona las vías altas. Pero hay dos cuestiones a tener en cuenta, ya que sonarse la nariz requiere un aprendizaje y sonarse bien, aún más.

Haritz Guisasola, mocos, 2015

Los niños no saben sonarse, por lo cual debemos enseñarles a hacerlo bien. ¿Cómo enseñar a mi hijo a sonarse bien los mocos? A partir de los 2-3 años lo lograrán si seguimos estos pasos: primero enséñale a soplar por la boca y cuando lo haya logrado, enséñale a soplar por la nariz con la boca cerrada. Con un pañuelo tapa un lado de la nariz y que sople por el otro, y viceversa.

Hace tiempo poníamos el ejemplo de soplar una vela de cumpleaños. Con la boca es fácil pero con la nariz es más complicado y obliga al niño a repetir el mecanismo del sonado nasal.

Los adultos sabemos sonarnos, pero ¿seguro que lo hacemos correctamente? La pandemia del COVID-19 nos está enseñando muchas cosas y cómo sonarse o cómo estornudar correctamente es una de ellas. Pero por si acaso hay algún despistado vamos a mencionar “lo que no hay que hacer” en estas situaciones:

  • Recomendamos no usar pañuelos de tela, reservados solo para los alérgicos, no para los infecciosos, salvo que inmediatamente después de soñarte los pongas a lavar.
  • No guardes el pañuelo de papel después de usarlo, debe ir a la basura tras primer uso. No lo tires al suelo.
  • Evita sonar las dos narinas a la vez, primero una y luego la otra. Sonando las dos a la vez se creará un aumento de presión intranasal, y por continuidad, intratimpánica y/o intraocular, que puede dañar tus oídos y tus ojos.
  • Nunca te suenes con fuerza, hazlo suave. Si no sale la mucosidad, entonces tendrás que probar con otro método. Así no correrás riesgo de crear una presión intrasinusal exagerada que pueda desencadenar una hemorragia o cefalea. Siempre es preferible sorber los mocos y tragarlos, en asturiano decimos “surniar”, que dejarlos en la nariz sin limpiar.

3. Aspirar las secreciones nasales

Liberar la nariz del moco con un aspirador es el método más rápido y completo que existe, pero para ser seguro deberá ser realizado por profesionales. Aplicar un sistema de aspiración a la ventana nasal de un niño entraña sus riesgos, por ejemplo si el niño hace un movimiento brusco, se puede hacer heridas en la mucosa con el consiguiente sangrado; también se puede colapsar la boca del aspirador sobre la cabeza del cornete provocando una hinchazón del mismo y aumentar la congestión nasal, etc. Si la situación requiere de aspirar los mocos, mejor que lo realice un profesional.

4. Lavado nasal

Introducir agua con sal por la nariz es el método más antiguo de limpieza nasal, de origen Hindú. Se usaba mucho antes de la existencia del pañuelo, que no apareció hasta el s. XVI. Cuando el sonado nasal no es suficiente, un lavado es lo más eficaz ya que elimina el moco e hidrata la mucosa actuando como antiinflamatorio y ayudando a la cicatrización de heridas, si las hubiera.

Así, una buena higiene nasal previene de infecciones como rinosinusitis, adenoiditis, otitis, laringitis…

El método ideal es la nebulización, sobre todo en niños, ya que permite que el líquido (solución salina) se difunda y penetre mejor por la superficie nasal.

Los preparados existentes en farmacia distinguen entre nebulización isotónica e hipertónica. Ambas liberan la nariz del moco, hidratan las fosas nasales y favorecen el TMC (transporte mucociliar), es decir logran la acción descongestiva y fluidificante de la nariz.

Por otro lado, los adultos pueden usar métodos más caseros, como un lavado con agua del grifo, hervida y dejada templar a la que se añade sal no yodada, o bien con suero fisiológico, ya sea directamente con una perilla o por ducha nasal con la Neti pot. Tienen incovenientes como ajustar la dosis de sal, limpieza de los recipientes por riesgo de contaminación, etc.

Nuestro consejo sobre cómo limpiar la nariz

Nosotros aconsejamos el sonado nasal suave y, en caso de secreciones persistentes, el lavado nasal con preparados de farmacia: agua de mar isotónica y/o hipertónica si las secreciones son muy espesas.

Especial es el caso de los bebés y niños que aún no saben sonarse, a ellos les vamos a dedicar la III parte que puedes leer aquí.

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